El avance de la tecnología en las últimas décadas ha provocado que cada vez se escriba más, pero en vez de hacerlo a mano lo hacemos mediante ordenador, tablet y teléfono móvil. El día a día laboral ha relegado la escritura a mano, e incluso actualmente, cuando hay que firmar un documento, muchas veces se hace mediante firma digital.
Aunque el uso de las nuevas tecnologías tiene indudables virtudes (como la rapidez, la capacidad de copia y de transmisión, entro otras), no debemos ignorar que la escritura a mano tiene algunas ventajas destacables.
1. Es beneficioso para nuestro cerebro. Diferentes estudios apuntan que escribir a mano te obliga a procesar de otra manera la información, aumentando la capacidad de comprensión y de síntesis. También activa nuestra concentración, facilita la asociación de ideas, la psicomotricidad y la memoria. En este sentido, está comprobado que recordamos mejor lo que escribimos a mano.
La escritura manual también mejora el aprendizaje de los más pequeños, y es útil para evitar el deterioro cognitivo en los mayores.
2. Al requerir de una mayor concentración, ayuda a mitigar el estrés. Plasmar los problemas sobre un papel resulta muchas veces terapéutico, ya que ayuda a fijar ideas y a identificar problemas. De hecho, muchos psicólogos lo recomiendan.
3. La ortografía es más correcta. Escribir a mano es más lento y requiere una mayor concentración, lo que también conlleva que lo hagamos con una ortografía más adecuada.
4. Escribir a mano es un acto distinto en cada persona, y tanto el modo en que escribimos como nuestra caligrafía reflejan nuestra personalidad. En cambio, escribir a máquina es monótono y la caligrafía es siempre igual, indistinta de un individuo a otro.
5. Cada escrito es único. Escribir a mano es un acto creativo y placentero, y hace que nuestro texto sea diferente de cualquier otro. Además, algo hecho de puño y letra siempre tiene más valor: si le envías a alguien una carta manuscrita le estás indicando que le importas, que has invertido tiempo en ella y que le regalas algo exclusivo, que nadie más tendrá.
Escribir con estilográfica potencia los puntos anteriores, ya que no es lo mismo la sensación de un plumín deslizándose por el papel que la que podamos obtener con la punta de un bolígrafo. Además, la pluma permite personalizar aún más nuestra escritura, ya que una mayor o menor presión provocará un grosor en el trazo diferente. La caligrafía también cambiará dependiendo de la pluma que utilicemos, el tipo de plumín y la tinta escogida. ¡Las posibilidades son infinitas!